Ley de humedales, el precedente misionero

La expansión del negocio inmobiliario, el avance de la frontera agrícola y la extracción indiscriminada de agua, son algunas de las amenazas que ponen en riesgo la existencia de humedales. Dichos ecosistemas forman parte de los principales reclamos de sectores ambientalistas, asambleas vecinales, y organizaciones sociales y políticas. Misiones es la primer provincia en lograr una Ley de Humedales, convirtiéndose en un precedente en materia ambiental argentina, y que espera ser el impulso para una definitiva Ley Nacional.

Hace dos meses la cámara de diputados de Misiones aprobó de manera unánime la sanción de la Ley de Humedales, reglamentada el 9 de junio pasado. La misma propone un “marco regulatorio para la preservación, conservación, defensa y desarrollo de los humedales que protegen y contribuyen a mantener el equilibrio del ecosistema a partir de los servicios ambientales que brindan para la riqueza natural” de la Provincia. 

Se trata de la primera normativa que regula dichos ecosistemas en nuestro país, continuando con la tradición pionera de leyes ambientales que caracteriza a la provincia del noreste. Esta vez marcando el precedente en una problemática ambiental que toma cada vez mayor relevancia a nivel nacional y regional.  

Los humedales son zonas inundadas de manera permanente o temporal, ecosistemas imprescindibles y muy variados que según estadísticas ocupan el 22% de la superficie argentina. Cumplen funciones irreemplazables como la absorcion de excedentes hídricos, regulando su balance en épocas de sequía, como también almacenamiento grandes cantidades de carbono.

Julio “Chun” Barreto, diputado provincial que impulsó la ley, comentó que “El Estado está poniendo el límite para respetar estos pequeños cursos de agua y sus bajas protectoras”, al mismo tiempo agregó que la misma  “ya tiene su reglamento para proteger a los recursos que son destruídos ante el avance del monocultivo”, dijo el funcionario a DLR

Si bien desde su aprobación, la aplicacion no es mediata, Barreto asegura que “será un trabajo largo, que va a necesitar la colaboración de todos los municipios, intendentes y toda la gente”. Al mismo tiempo, trabajará junto al Ministerio de Ecología para “una plena implementación de la ley”.

Misiones: la vanguardia ambiental 

Organizaciones ambientalistas marchan en CABA. La consigna de su bandera es "Justicia ambiental es Justicia Social"
Foto: Pedro Ramos

Para entender por qué fue Misiones la provincia que se anticipó a todo el país, es necesario destacar que ese territorio limítrofe con Paraguay y Brasil conserva la mayor reserva de biodiversidad del país, y una de las más importantes del mundo. En términos técnicos es considerada provincia acreedora ambiental con el Bosque Atlántico del Alto Paraná como valuarte ecosistemico. Por eso un tercio de su superficie se  encuentra  bajo  alguna  categoría  de  conservación.  Lo  que provocó el interés de diversas agencias, ONGs e instituciones por desplegar en esta región programas de preservación y desarrollo. 

Barreto, adjudica la necesidad de la Ley de Humedales a “una vocación de los misioneros de cuidar lo nuestro”. Algo de eso hay según Raimundo Elías Gómez y Brián Germán Ferrero, doctores en antropología social de la Universidad Nacional de Misiones, quienes ubican en sus trabajos académicos los antecedentes por cuidar la biodiversidad misionera en la década del 80. 

Hasta aquel momento, el espacio selvático no era más que una barrera para el progreso. “Cuando la frontera agraria estaba terminando de ocupar las tierras fiscales con selva y se fortalecía la industria forestal, la imagen de los productores se comenzó a transformar, se puso en discusión la relación de éstos con la naturaleza” dice Ferrero. Durante los años 80’ comenzó a delimitarse el espacio selvático con el objetivo de ser conservado. Sin embargo, el cambio de paradigma fue brutal; un sector ambientalista conformado por el Estado provincial y ONGs conservacionistas, adoptaron un rol de crisis apocalíptica impulsando medidas prohibicionistas. Crearon Áreas Protegidas estrictas, donde no se permitía o se restringía el paso a las personas. 

Sin embargo el conservacionismo fue desbancado en todo el mundo por sus consecuencias contraproducentes, ¿Por qué? Es sencillo, no puede pensarse a los territorios ajenos a las personas. En el caso de Misiones, fundamentalmente debe considerarse la presencia de pueblos indígenas en la selva, como también la relación de las personas con el ambiente. Esta perspectiva se vio materializada en leyes de promoción, y educación del cuidado del medio ambiente a partir de los 90’.

Paralelamente en aquella década y a contramano del movimiento ambiental, comenzó a desarrollarse actividad forestal a gran escala acorde a las políticas neoliberales de Carlos Menem a nivel nacional y con Ramón Puerta, gobernador de la provincia de Misiones de 1991 a 1999. La consecuencia fue la extranjerización y  concentración en la propiedad de la tierra: “la utilización de un modelo de monocultivo de árboles exóticos con fuerte impacto ambiental y escasa generación de empleo”, explica el antropólogo Alejandro Oviedo, doctor en Estudios Sociales Agrarios.

La concentración  de tierras aumenta en el país incesantemente desde hace décadas;  según el registro de Tierras Rurales de la Nación, casi el 40% del territorio argentino es propiedad de 1200 terratenientes. En tanto, casi un 40 % de los pobladores de la República Argentina (cerca de 18 millones de personas de un total de 55) no tienen acceso a tierras o vivienda propia. 

En ese sentido la provincia del noreste, marca la diferencia, teniendo una de las tasas más altas de población rural dispersa. El último censo realizado en 2010, dio un 26.3%, mientras que el promedio nacional es del 10%. El dato refleja la posibilidad de un cambio de paradigma de producción agraria, y del acompañamiento de políticas públicas tendientes al cuidado del ambiente, por ser dichos actores una gran parte de la población misionera que depende directamente del ambiente. 

Una mirada desde el territorio

Foto: Pedro Ramos

Daniel Villanueva vive en Gobernador Roca, una localidad pequeña del departamento de San Ignacio que él define como “la verdulería de la provincia de Misiones”. Integra un colectivo ambiental llamado “Movimiento Ojo de Agua” desde el año 2012, donde trabajan la agroecología desde el 2015. 

Gobernador Roca es un polo productivo fundamentalmente de hortalizas, donde se produce de modo convencional. Allí el colectivo identificó algunos problemas, entre ellos el principal: un excesivo uso de insumos externos para producir. “No conocen otro sistema” comenta Daniel. A partir de ello se propusieron capacitar a productores/as y acompañar la transición hacia la agroecología desde una mirada propositiva. “Es parte de un cambio de mentalidad. Hay que entrar por la capacitación no a través de la denuncia”, explica.

El otro problema tiene que ver con la introducción de árboles exóticos, como se ha mencionado: “Acá tenemos como el cerro de los siete colores, pero con verde; el del bosque nativo y el del monocultivo. Muchas veces no se nota bien de qué lado proviene el verde”.

Desde esa mirada crítica acompaña cualquier ley que contribuya al cuidado del ambiente, sin embargo encuentra vastos inconvenientes en su aplicación. Comenzando con la actividad que desempeña el colectivo sin la intervención del gobierno provincial. Un ejemplo de eso: la Ley de Fomento a la Producción Agroecológica, que sigue aún sin reglamentación. “Podemos hablar de otras leyes que están en vigencia en Misiones que lastimosamente por su falta de reglamentación o presupuesto no son de pleno cumplimiento” dice Daniel y lo atribuye a la mala planificación o la falta de consulta a los sectores sociales. 

Entre la basta cantidad de leyes en la provincia se encuentran: la Ley de Bosques (Nº 854), Ley de Conservación de la Fauna Silvestre (Nº 1.279), Ley de Áreas Naturales Protegidas (Nº 2.932); Ley de Agrotóxicos (Nº 2.980), Ley Conservación y Aprovechamiento Sostenible de la Diversidad Biológica y sus Componentes, Bosques Protectores Y Fajas Ecológicas (Nº 3.337), Ley  de Educación Ambiental (Nº 4.182 ), entre otras.

En cuanto a la Ley de Humedales precisamente propone profundizar en causas como el monocultivo, que también es aplicado por pequeños y medianos productores. “Uno de los ambiciosos fines de la ley es regular esas actividades que son los famosos disecantes del suelo” como el pino, eucalipto, o el aguacate. “A causa del desmonte, plantan pino hasta la orilla de las cuencas hídricas” afirma Daniel.

Hasta ahora la aplicación halla el problema en el método. “Hay que explicarle a los vecinos que si dejaron de tener agua, es porque el vecino de allá arriba desmontó”, menciona el activista. “Hay que enseñar que el pino es disecante, al igual que el monocultivo”, agrega. La propuesta es esencialmente propositiva, porque por más ley que sancionen, el cambio de comportamiento humano no se modifica prohibiendo.