La Justa Comercializadora lanza su campaña por el mes de la agroecología

“Comida Justa: Agroecología en las quintas y en tu mesa”, así lleva el nombre de la campaña que lanza la Comercializadora de la Universidad Nacional de La Plata, por el mes de la agroecología. El objetivo es visibilizar el trabajo que hay detrás de los bolsones de verdura agroecológicos producidos en el cordón flori-fruti hortícola platense.

 

Foto: Pedro Ramos

En el marco de la iniciativa impulsada por la Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología (RENAMA) quienes hace varios años celebran el mes de la agroecología durante noviembre, La Justa se suma a la propuesta con su campaña propia. Durante el mes habrá charlas, talleres, proyección de un audiovisual, actividades en los nodos de consumo, y recorrida a quintas de productoras. El sábado pasado se inauguró la campaña con la primera visita a las quintas de dos productoras hortícolas.

La comercializadora que nació en 2020 en pleno contexto pandémico vendiendo alrededor de 700 bolsones de verdura fresca por cada ronda quincenal, acerca alimentos orgánicos o agroecológicos, elaborados por cooperativas de la Economía Popular, Social y Solidaria, y de organizaciones de productores de la Agricultura Familiar. Desde su origen hasta hoy, La Justa incorporó más de 30 productos en su oferta entre los que están: quesos, embutidos, dulce de leche, yerbas, condimentos, frutos secos, carnes, conservas, panificados, productos de higiene y artesanías.

Sin embargo, el bolsón de verduras frescas cosechado en el periurbano platense “es el corazón de la comercializadora”, dice Belen Sendín coordinadora de la comercializadora. “La campaña tiene como propósito mostrar el trabajo que hay detrás de la agroecología en las quintas”, agrega. Sin consumidores que apuesten a este circuito, no hay agroecología posible. “Eso es lo que queremos demostrar”, menciona Sendín.

El trabajo que lleva adelante La Justa en la transición hacia un modelo de producción agroecológica comienza hace dos años, y es en conjunto con la UNLP a través del Sistema Participativo de Garantías (SPG), organizaciones, técnicos, docentes y estudiantes. “Se podría decir que toda esta producción es agroecológica desde hace tres años ya”, dijo Martina Puqui Chulqui, una de las horticultoras de La Justa al mostrar a consumidores sus cultivos en la recorrida a quintas del sábado pasado.

Foto: Pedro Ramos

En cuanto a los alimentos, “se nota la diferencia si es agroecológico: en la frescura, y el sabor”, asegura Mónica Ruggeri, consumidora de comercializadora universitaria, quien afirma que hace años intenta mejorar su alimentación. “Me gustó mucho la experiencia que pude compartir en las quintas de las productoras que nos abrieron las puertas de sus casas para ver cómo se produce, y se siembra”, dice Mónica quien además es oriunda de la zona de Arana donde se ubican varias de las quintas de las productoras hortícolas. “Fue una experiencia hermosa ver el trabajo que hacen con la agroecología”, agrega.

Sin embargo, la agroecología es un trabajo de todos los días, no un estado en sí mismo, “y no podría hacerse sin una intermediación pública y solidaria como La Justa”, remarca Belén.

En los circuitos convencionales de venta de verdura, el camión que pasa por las quintas y luego lleva los alimentos al mercado central, no distingue si es agroecológico o no. Incluso tampoco compra variedades que no se consume tanto en el mercado, “y que son necesarias plantar para aportar diversidad a las quintas”, afirma Sendín.

Al principio cuando queremos dejar atrás el sistema convencional, donde el suelo está muerto por tanto agroquímico, es difícil, y requiere de un trabajo colectivo para transicionar al modelo agroecológico:  la incorporación de biodiversidad en las quintas , elaboración y adquisición de bioinsumos (preparados naturales), obtención de semillas propias, fueron algunas de las claves. “Todo eso aporta a la agroecología, que al fin y al cabo es mucho más que no usar agroquímicos. Es la posibilidad que el ecosistema se regule solo”, dice la agrónoma y parte del equipo técnico de agroecología Soledad Duré.

El armado de bosones de verdura en La Justa permite que los productores puedan vender toda su producción a un precio justo. De los ingresos que percibe La Justa, un 87% se destina a los productores de los alimentos y el 13% restante para cubrir gastos de logística, comunicación  y acompañamiento técnico. En los sistemas convencionales, el productor muchas veces no se queda ni con la mitad del precio a lo que se pagó ese alimento.

Por otro lado, la diversidad de especies posibilita un sistema de producción agroecológico. “Las plagas no son para todos los cultivos las mismas. Cada especie tiene su propia plaga, y la variedad de cultivos facilita entonces la disminución y manejo de las mismas”, dice Duré. “Así como también la presencia de plantas aromáticas, porque actúan como barrera frente a las plagas”, agrega la agrónoma.

Foto: Pedro Ramos

El bolsón de La Justa es colorido y diverso, “como son las quintas de los productores”, dice Sendín. Esa diversidad de cultivos no podrían venderse a “culata de camión”, y es por eso que el bolsón es nuestra principal herramienta para sostener la agroecología en las quintas”.

La campaña pretende visibilizar el trabajo que hay detrás de este circuito corto, pero pone el foco en el bolsón de verduras, el trabajo que hay para sostenerlo, y la importancia de seguir comprándolo. Por eso, “también se hace agroecología comprando el bolsón de La Justa”, finaliza la coordinadora e la comercializadora de la UNLP.

Foto: Pedro Ramos