Deuda ecológica: ¿Cómo se paga y quiénes deben hacerlo?

En la COP16 se habla de financiamiento. El concepto de Deuda Ecológica que plantearon líderes políticos como Perón, el Papa o Néstor Kirchner vuelve a ponerse en el centro de la escena. “La deuda ecológica es mayor que la deuda externa”, dijo para ARG el abogado ambientalista Enrique Viale.

La primera vez que Argentina anunció al resto del mundo el término “deuda ecológica” fue en la Carta Ambiental de Perón a la Cumbre de Estocolmo de 1972, donde plantea que la reparación del ecosistema debe hacerse de manera justa; los países que mayor daño ocasionan al planeta son los que tienen que aportar más a su reparación, y los países del Sur Global deben exigirlo.

El 12 de junio de 1992 se firmaron en Río de Janeiro las tres convenciones ambientales de la ONU (Cambio Climático, Biodiversidad y Deforestación). Fidel Castro retomó en su discurso el concepto de deuda ecológica: “El intercambio desigual, el proteccionismo y la deuda externa agreden la ecología y propician la destrucción del medio ambiente.”

Más tarde lo planteó Néstor Kirchner, cuando reclamó a los países del Norte que “salden su deuda ambiental con el resto del mundo” y que cumplan los compromisos del Protocolo de Kyoto (COP de Biodiversidad), y en 2015 el Papa Francisco acuñó el término de deuda ecológica en su última encíclica Laudato Si.

“Una salida al modelo extractivista es reclamar la deuda ecológica”, dijo el abogado ambientalista y Juez del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, Enrique Viale. Años después, el concepto intenta avanzar en acciones concretas, y hoy el mundo discute cómo se pagará la deuda climática que tienen los países del Norte con los países del Sur Global.

¿Cómo se paga la deuda ecológica?

América Latina está sufriendo consecuencias concretas del cambio climático: sequías, inundaciones, y tornados. “Uno de los debates que se está dando, es que los países del Norte se hagan cargo de la reparación de estas catástrofes climáticas”, dijo Viale. Por ejemplo, la reciente inundación en Porto Alegre, Brasil,  que llegó a 5,32 metros en mayo y afectó a más de un millón de habitantes.

Entre otros mecanismos de financiamiento que existen para reparar el daño ambiental, está el canje de deuda por la acción climática, que fue retomado por el presidente Gustavo Petro en el discurso de apertura de esta COP.

El primero en ejecutar el canje de deuda por acción climática fue Bolivia en 1987 donde cancelaron US$ 650 mil de su deuda a cambio de proteger tierras del Amazonas. El país de centroamérica Belice fue uno de los más recientes en utilizarlo. Redujo su deuda a cambio de designar el 30% de sus zonas marinas como áreas protegidas y destinar US$4 millones anuales durante las 2 próximas décadas a la conservación marina.

“Las áreas protegidas también tienen su límite, que son los pueblos. Porque muchas veces se intenta desplazar a las comunidades que viven ahí con el argumento de preservar la naturaleza. Otras veces, son cogestionadas con las comunidades locales”, dice Viale.

Hay otro tipo de herramientas que son cuestionadas por organizaciones ambientales y las denominan  “falsas soluciones”, como por ejemplo los bonos de carbono; inversiones de empresas extractivas a cambio de cumplir con acciones climáticas. Por ejemplo, “deforestar un área del Amazonas para el monocultivo de  madera de balsa en Ecuador, a cambio de plantar árboles en Nigeria. No son más que seguir perpetuando el extractivismo”, dijo Nury Martínez de La Vía Campesina.

Transición energética o sobreconsumo

“La deuda externa es un ciclo perverso que necesita más extractivismo para obtener más dólares, y que a su vez te sumerge en mayor deuda ecológica”, afirma Viale. “La deuda climática excede largamente a la deuda financiera y con cada vez más fundamentos”.

“Se necesita una transición energética justa y popular, no corporativa”, aseguró Enrique Viale. “En el norte quieren desplazar a las comunidades que viven cerca de los salares de litio, en nombre de la transición energética. En Argentina, con un presidente como Milei y con un RIGI es un escenario ideal para profundizar el extractivismo y condenarnos a que nuestro único destino sea ser exportador de naturaleza; lo que llamamos colonialismo verde”, manifestó el abogado.

Si hay algo que no cabe dudas, es que los principales impulsores de la transición energética son los países del Norte Global. ¿Por qué? “La transición energética que ellos proponen no es para reparar el planeta, es para solventar un sobreconsumo”, advierte Viale.

“Si todos los habitantes del planeta vivieran como vive un estadounidense necesitaríamos seis planetas, y como un europeo; cuatro. El norte global tiene que cuestionar su modelo de consumo”

La pregunta que se hizo Viale: ¿Vale la pena participar de esta COP? “Es fundamental primero para confrontar, porque es una gran disputa de sentido la cuestión socio ambiental, y en segundo lugar, afianzar lazos con compañeros de otros lazos, e incluso también mantener diálogos con el Norte, es necesario para fortalecer las organizaciones ambientalistas”, concluyó Viale