8va edición de la Feria de las Semillas: una reivindicación de la agricultura familiar

Una nueva edición de la Feria Provincial de las Semillas tuvo lugar en el Parque Pereyra Iraola. Exactamente a 75 años de su creación, este sitio, que no es ajeno a la producción agrícola, atesora muchas historias.
Fotos: Pedro Ramos

En el día de la primavera, se realizó la 8va Feria Provincial de las Semillas Criollas y Nativas, en el predio frente a la Casona Santa Rosa del Parque Pereyra Iraola. Organizada por el Ministerio de Desarrollo Agrario, junto a los municipios de Berazategui y de La Plata, buscó visibilizar las múltiples experiencias de organizaciones que trabajan en la producción de alimentos y la conservación de la biodiversidad. 

Participaron más de 150 productores y productoras de la agricultura familiar,  junto a instituciones educativas, universitarias y del Estado, formando con sus puestos una gran feria de exposición, venta e intercambio. Sobre las mesas y en los pasillos de la feria se vieron variedades de verduras, almácigos, plantines, semillas, frutos, artesanías y productos de la economía popular. 

A su vez, también se organizaron paneles y talleres, para debatir sobre el trabajo con semillas, la legislación vigente, los desafíos de la agricultura familiar y su rol en la defensa de la soberanía alimentaria. 

Uno de los motores principales para su realización fue darle continuidad a un evento que nació de la unión de la agricultura familiar y el Estado, particularmente en un año en el cual, a nivel nacional, las políticas públicas se desmantelan cada vez más.

“Nosotros en Buenos Aires tenemos la decisión firme de nuestro gobernador de continuar los programas y mantener nuestras prioridades”, aseguró Javier Rodríguez, Ministro de Desarrollo Agrario de la provincia, durante la radio abierta de Radio Estación Sur. “Si logramos integrar nuestra diversidad, vamos a poder expresar la potencia que tiene la provincia”.

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La Feria Provincial de Semillas inició en 2007 y fue creciendo edición tras edición. Si bien tuvo sus pausas, el año pasado el gobierno de Axel Kicillof la retomó en pos de potenciar la enorme riqueza agrícola y alimentaria bonaerense, sector representado por cientos de unidades productivas vulneradas e invisibilizadas. 

Como en sus comienzos, la decisión de realizarla en el Parque Pereyra Iraola no es adrede.

Disfrutar del Parque Pereyra Iraola… no fue magia

El Parque Pereyra Iraola es un pulmón verde muy grande entre las urbes de Buenos Aires. Con una extensión de 10.248 hectáreas, es una de las zonas de mayor biodiversidad de la provincia. Desde 2007, el parque es una ‘Reserva de Biósfera’ declarada por la UNESCO.

El gobierno provincial lo administra con un trabajo conjunto de tres ministerios, sin embargo, hubo una política pública concreta que permitió que actualmente podamos disfrutar del parque.

Lo que ahora conocemos como el parque, originalmente perteneció a la familia Pereyra Iraola. Durante exactamente un siglo fueron sus terratenientes, hasta que el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Domingo Mercante, acordó en 1949 una expropiación.

Esta medida se encuadró en una serie de expropiaciones que llevó adelante Mercante en la provincia para transferir tierras privadas a proyectos públicos. Particularmente, la expropiación a la familia Pereyra Iraola tuvo el fin de crear una reserva forestal que preserve un espacio verde entre Capital Federal y La Plata, previendo en un futuro una urbanización total de la zona.

Así fue que, un año más tarde de su expropiación, fue inaugurado el “Parque de los Derechos de la Ancianidad”, nombre que el gobierno de facto de 1955 cambiaría a “Parque Pereyra Iraola”.

“Éstos árboles, ésta tierra, éstos campos, simbolizan la transformación vital de todo el país. Lo que ayer fue privilegio de los potentados, es hoy patrimonio del pueblo. Lo que hasta ayer fue monopolio de una oligarquía improductiva, fría y sin pasión nacional, se denomina desde este momento Parque de los Derechos de la Ancianidad”, sintetizó Eva Perón, durante el acto inaugural de 1950.

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Además, en los decretos de expropiación se destinó 1.200 hectáreas al fomento de la agricultura, otorgándoselas a la Dirección de Colonización para Explotación Horticultura, Florícola y Granjera. En estas tierras, se creó un sector de quintas

Para ello, se invitó públicamente a familias chacareras de todo el país a que viniesen a vivir a las quintas de Pereyra con la única condición de producir alimentos. A cambio, se les daba el pasaje en tren y un permiso de usufructo de la tierra. En 1954, se logró la radicación de familias que comenzaron en su mayoría producciones frutihortícolas.

Las quintas del parque integran parte del cinturón hortícola de La Plata, el cual representa la mayor región productora de hortalizas del país.

Un caso destacable entre las quintas del Parque Pereyra Iraola, es el de la familia Senattori. Desde Entre Ríos, Luis Senattori llegó en tren junto a su esposa Rosa y sus cuatro hijos. Según el régimen de expropiación, establecieron su finca, la llamaron Huerta Santa Elena, finca que aún hoy sigue cultivando alimentos. La más pequeña de la familia, Elena Senattori, es hoy una referente para la agricultura familiar, con un gran trabajo de más de treinta años en la producción agroecológica. 

En su quinta que lindera con las vías del tren Roca, Elena Senattori, desarrolla un cultivo de hortalizas para mercados de cercanía, con venta directa y distribución a domicilio. Allí, construyó mucho más que una huerta: trabaja junto a productores vecinos y hace pocos años se estableció como espacio comunitario de uno de los Centros de Extensión de la UNLP, en el que participan estudiantes, docentes e investigadores.

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Experiencias como estas, evidencian que la agricultura familiar trabaja sin parar de múltiples formas, produciendo alimentos de calidad que se comercializan por vías más directas y justas. Para los productores, la Feria de Semillas no sólo representa para un espacio de comercialización y difusión de su labor, sino también es un punto de encuentro, de reconocimiento y aprendizaje que promueve su autonomía y su participación. La feria fue una fiesta, llena de emociones y abrazos. 

Sin dudas, el Parque Pereyra atesora muchas historias. Es un patrimonio cultural, natural e histórico del cual tenemos la posibilidad de disfrutar gracias a políticas que comprenden su importancia.